Muchos padres creen que el momento para una ortodoncia, en caso de que sus hijos la necesiten, es cuando comienzan la adolescencia. Es la edad a la que la mayoría de niños ya cuentan con su dentadura permanente y por eso piensan que es cuando realmente se pueden corregir los problemas. Sin embargo, un buen experto en Ortodoncia en Santiago de compostela dirá que el momento más adecuado para la primera visita a un ortodoncista es en la infancia, en torno a los seis años, incluso si no se ve ningún problema a priori.
El ortodoncista puede realizar una revisión y prever problemas futuros que se pueden corregir antes de que ni siquiera se puedan apreciar, lo que hace que el tratamiento sea mucho más eficaz y también bastante más económico. El ortodoncista va a estudiar cosas tan importantes como la mordida, la anchura de la mandíbula o la manera en la que están comenzando a salir los dientes permanentes. A veces, podrá verlos incluso antes de que asomen ya que una radiografía puede mostrarlos y anticipar algunas complicaciones.
Colocarse un corrector dental antes de la adolescencia puede ser muy importante no solo por salud, sino también por estética. Un niño no suele tener tantos problemas con su imagen como un adolescente, para quién puede ser un poco traumático tener que colocarse un aparto de ortodoncia justo cuando comienza a presumir y a ser muy consciente de cómo lo perciben los demás.
En cualquier caso, los aparatos actuales son mucho más discretos e incluso es posible colocarse correctores prácticamente invisibles o con muy poco impacto. Nada que ver con los que podíamos ver en los años ochenta y noventa que prácticamente ocupaban toda la dentadura y hacían muy complicado el comer e incluso el pronunciar determinadas palabras. Además de estéticos, los actuales correctores son también más cómodos y fáciles de mantener limpios.
Pero si el aviso llega tarde y ya se perciben los problemas, lo mejor es actuar cuanto antes. Hoy, toda edad es buena para corregir la dentadura y no podemos decir que se llegue tarde prácticamente nunca. Incluso hay personas que, una vez jubiladas y con más tiempo para cuidarse, deciden corregir su dentadura. Esto no solo hace que se vean mejor, sino que también mejora su salud al permitirles, en algunos casos, masticar mejor y evitar dolores de cabeza.