El final del verano es una época delicada para muchos trabajadores, porque comienza otra vez la rutina. Lo llaman síndrome postvacacional y los síntomas son muy típicos: dolor de cabeza, dificultad para conciliar el sueño, apatía, irritación, etc. La cosa no suele pasar a mayores porque casi todos nos terminamos acostumbrando a la rutina a partir de septiembre, pero en algunos casos puede ser el inicio de algo un poco más grave.
Yo soy uno de esos que sufría bastante con la vuelta a la rutina. Cuando tienes hijos pequeños estás ‘obligado’ a volver en septiembre porque ellos tienen que ir al cole. Entonces nos juntamos todos en la ciudad haciendo lo mismo a las mismas horas y es todo un estrés. Pero ahora que mis hijos son un poco más mayores, trato de manejar la rutina de septiembre de otra manera. ¿Cómo? Pues organizando un viaje todos los meses de septiembre.
Viajar es mi principal afición. Es lo que más me motiva y por eso ahora, siempre que puedo, organizo un viaje para romper con la rutina de septiembre. Este año toca barco a Islas cíes, un paraíso a la vuelta de la esquina. Es verdad que llegado el final del verano y el inicio del otoño es una época en la que la meteorología es más cambiante. Eso no quiere decir que no te pueda hacer buen tiempo en las Cíes a finales de mes o principios de octubre, como también de te puede llover en pleno julio. Pero el viaje merece la pena, independientemente de la meteorología.
Desde hace ya años, yo prefiero viajes por la naturaleza. Cansé de las grandes ciudades tras muchos viajes por esos destinos. Y ahora me gusta ver paisajes y respirar aire fresco. Y eso es lo que necesito para huir de la depresión septembrina. Solo pienso en el barco a Islas cíes y ya me alegro. Porque para mí, viajar no es solo el viaje en sí, sino todos los preparativos. Porque soy de esos a los que les gusta preparar todo al milímetro, siempre consciente de que en un viaje hay que tener flexibilidad para los cambios.