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La caspa, un problema que puede tratarse

La caspa es un problema muy serio para muchas personas. Para empezar, tienen que soportar los picores del cuero cabelludo, que pueden llegar a ser muy estresantes. Al rascarse, sobre todo cuando se hace de manera inconsciente, pueden hacerse heridas y costras que empeorarán todavía más el estado de la piel.

Además, la caspa es también un problema estético. Cuando resulta demasiado visible la persona puede tener un aspecto sucio y desaliñado incluso si acaba de lavarse el cabello. Además, la caspa va en muchas ocasiones unida a un problema de exceso de grasa en el pelo que hace que todavía tenga peor aspecto.

Para tratarse la caspa hay que acudir a un dermatólogo especializado en tratamientos pelo Vigo. El experto estudiará el cabello y el cuero cabelludo y propondrá un tratamiento para lo que se encuentre, ya sea solo caspa o caspa y exceso de seborrea. Existen diferentes maneras de intentar mitigar estos problemas para poder llevar una vida mucho más normal.

El ácido salicílico puede ayudar en el tratamiento de la caspa. Hay que lograr limpiar a fondo el cuero cabelludo y tratarlo para que deje de descamarse y producir las anti estéticas caspillas. Pero también hay que controlar la producción de las glándulas seborreas para evitar la sensación de que el cabello está permanentemente sucio.

Es muy importante evitar los remedios caseros, como los que recomiendan lavar el pelo con jabón de escamas. Este tipo de jabones pueden ser muy agresivos con el Ph del cuero cabelludo y no estarán en absoluto mejorando el problema. Lo mismo se aplica a lavarse la cabeza con un desengrasante para los platos. Tal vez, en un primer momento, pueda parecer que el cabello está mucho mejor pero al final aparecerán rojeces y reacciones que pueden empeorar, y mucho, la situación inicial.

Otros remedios menos agresivos, como los naturales a base de plantas, pueden ser una ayuda en casos muy leves, pero no para los casos más graves que precisan de tratamientos específicos que actúen no solo en el exterior, sino también en el interior, devolviendo el equilibrio a la piel. La constancia es muy importante a la hora de realizar este tipo de tratamientos, ya que normalmente es necesario mantenerlos en el tiempo o repetirlos periódicamente para que no se repita el problema y nos encontremos, de nuevo, en el punto de partida.