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Un mito de las caravanas 

A veces echo la vista atrás y me sorprende recordar mi infancia de camping en camping. La gente que me conoce desde hace poco tiempo no me imagina como un niño medio salvaje corriendo por los bosques de media España: pero así fue, durante los primeros 17 veranos de mi vida, siempre pasé por algún camping. Primero en tiendas de campaña y, luego, en caravanas. Nunca llegamos a dar el paso a la autocaravana, sino que al final la caravana se convirtió en un “casa fija” en un camping.

Y durante ese tiempo acabé amando ese estilo de vida, el de pasar todo el verano fuera de casa. Porque cuando pasas el verano en un camping, es como estar siempre en la naturaleza: solo entras en casa para dormir: hasta se come y te duchas fuera. Porque los baños de las caravanas suelen ser solo para emergencias. Y en aquel contexto terminé por hacerme un experto en caravanas, también en marcas de caravanas.

Y había una marca que siempre llamaba la atención por su símbolo: dos pájaros que formaban el logo de Knaus. Pero yo nunca tuve una caravana de esta marca. Mi familia no solo era bastante humilde para tener que ir de camping en verano en vez de a hoteles, sino que Knaus se consideraba una marca de caravaneros de clase alta. Nosotros teníamos que apostar por otras. Pero siempre me quedó esa marca en el subconsciente hasta que ahora he vuelto a buscar knaus de ocasion ya que ando detrás de recuperar mi vieja costumbre.

Después de tantos años alejado de mis “raíces” caravaneras, he pensado que tal vez sea un buen momento de volver, ahora que mis hijos todavía son pequeños y pueden tolerar mejor este estilo de vida. Porque si quieres meter a una adolescente digital en una caravana donde no haya WiFi, vete olvidándote. 

Por eso he pensado que ahora es un buen momento, puedo mirar knaus de ocasión y cerrar una vieja “herida”, de cuando no nos podíamos permitir una caravana alemana, aunque fuese de segunda mano, y nos teníamos que conformar con marcas un poco más modestas, y también de segunda mano. Pero qué bien lo pasamos en ellas… Bueno, más bien fuera de ellas.