Con sus bateas, arrecifes de coral y colección de naufragios, la ría de Vigo es una parada obligada para los aficionados al submarinismo. Cada vez más agencias y operadores turísticos eligen como destino Cíes, la ensenada de Baiona y otros enclaves de esta ría situada al sur de Pontevedra.
El archipiélago de las Cíes, compuesto por Monteagudo, do Faro y San Martín, es sin duda el paraje más atractivo para el público buceador. Se ubica en el Parque Natural de las Islas Atlánticas y cuenta con una excepcional fauna y flora marina: congrios, bogavantes, rayas mosaico, pulpos, sepias, navajas, azucenas de mar, etcétera.
El litoral de las islas Estelas, en la entrada de la ría de Vigo, ofrecen incontables puntos de inmersión. El naufragio de un mercante (Ivy) a mediados del siglo pasado favoreció el desarrollo de la vida marina, dando lugar al ecosistema que hoy los buceadores pueden admirar en Estela de Tierra y Estela de Mar, las islas que configuran este archipiélago.
Las zonas dedicadas al cultivo de bivalvos, conocidas como bateas o mejilloneras, despiertan el interés de los submarinistas. Se trata de estructuras flotantes de madera que sostienen una suerte de cadenas, de varios metros de longitud, donde crecen y se desarrollan los mitílidos.
Estas plataformas carecen de atractivo a primera vista, pero bajo las aguas suponen un espectáculo para la vista. Antes de explorarlas, es recomendable pedir los permisos oportunos, debido al carácter privado de las bateas.
Pero el destino más popular entre los amantes del buceo es el pecio Achondo, a medio camino entre las islas Cíes y las Estelas. Se trata de un pesquero vasco que permanece hundido, a unos cuarenta metros de profundidad, desde la década de los ochenta. La inmersión dura veinte minutos aprox. y permite observar la cubierta, el puente de mando, la sala de máquinas y otras zonas de interés.