La deshidratación es una grave amenaza para la salud de la piel. Este órgano tan vulnerable depende del agua para mantener su elasticidad, resistencia y buen tono. Problemas como la xerosis o la flacidez son un síntoma de déficit de agua en el organismo, y su estudio forma parte del quehacer de cualquier Clinica dermatologica en Vigo, así como su tratamiento oportuno.
El agua desempeña funciones diversas en el ser humano: desde la eliminación de toxinas e impurezas hasta el transporte de nutrientes y el control de la temperatura corporal, entre otros. Pero este elemento, presente en las dos terceras partes del planeta Tierra, también se ocupa de proteger las distintas capas de la piel, interviniendo en procesos como la regeneración celular o el flujo sanguíneo.
La aparición de signos de deshidratación no siempre es atribuible a los dos o tres litros de agua de rigor que deben consumirse a diario. Otras causas probables incluyen la ingesta de medicamentos agresivos, la diarrea crónica, el exceso de enjuagues y exfoliaciones, el contacto con jabones abrasivos o la exposición constante a climatizadores.
Con independencia de su origen, la piel responde a la falta de hidratación con una reducción de su firmeza, en un proceso conocido como turgencia cutánea reducida. La capacidad del cutis para recuperar su forma se debilita conforme se pierden líquidos.
A menudo, esta pérdida de elasticidad conduce a la aparición de arrugas y líneas de expresión. Las zonas más afectadas son la frente, el cuello y el contorno de la boca y los ojos. Como resultado, el cutis muestra una menor tersura y luminosidad y está más expuesto a la descamación.
Por su parte, la sequedad de la piel o xerosis está relacionado con la edad avanzada, pero con frecuencia surge por una hidratación insuficiente. Las pieles con este trastorno muestran una tirantez y descamación inusitadas.