Quién me iba a decir a mí que podía convertir mi gran afición en una profesión. Porque me gustan mucho los animales, sobre todo los perros. Podría haber estudiado veterinaria pero no me gusta ver a los animales sufrir y sabría que lo pasaría mal cada vez que ‘perdiera a un paciente’, así que decidí llevar mi carrera por otros derroteros, pero manteniendo mi afición.
Siempre he tenido al menos un perro, a veces hasta tres, así que me apaño muy bien con ellos. Un día un amigo me pidió que le paseara al perro mientras él trabajaba y así empezó todo. Pronto me ‘llovían’ ofertas por el barrio. Y es que cada vez hay más perros… pero menos tiempo para atenderlos. Y así fue como tuve una oferta ya más seria para trabajar en una guardería de perros. ¿El problema? Me quedaba muy lejos de casa. Y aunque no soporto los coches, el transporte público hasta el lugar de trabajo me iba a llevar casi una hora y media. Así fue como valoré el Renting coches para Particulares.
Como digo, no tengo coche, aunque sé conducir porque sé que siempre puede ser útil como ahora. Pero nunca me he planteado comprar un coche. En una ciudad como Madrid el transporte público funciona bastante bien. Pero para conectar determinadas zonas, puede ser muy engorroso como me ha sucedido con este trabajo. Así que esperé un par de meses para ver qué tal iba en la guardería y cuando vi que iba bien ya me planteé el Renting coches para Particulares.
Cuando en la guardería vieron que me defendía muy bien con los animales y que disfrutaba del trabajo, me empezaron a dar más responsabilidad. Podía estar tranquilo porque el trabajo iba para largo. Pero necesitaba un coche para ahorrar tiempo, hasta una hora para ir y otra volver: demasiado tiempo para no pensar en el renting de un coche, al menos para un año. Un amigo lo hizo por motivos laborales y quedó muy contento porque no se veía obligado a comprar uno. Y así lo haré yo también.